La Batalla de El Juncal fue clave para reiniciar la recuperación de la República

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Retrato de Gregorio Manuel Piar, en Baralt, Rafael María y Díaz, Ramón, Resumen de la historia de Venezuela, París, Imprenta de H. Fournier, 1841

El 27 de septiembre de 1816, en el bajo de El Juncal –entre Barcelona y Píritu– las fuerzas patriotas vencieron a los realistas comandados por Francisco Tomás Morales. Este combate, en el que fue decisiva la acción de Manuel Piar, permitió afianzar la posición del ejército venezolano en Oriente y marchar posteriormente hacia Guayana, donde se pudo establecer nuevamente la República.

RUPTURA CON BOLÍVAR

Cuando, Piar, Gregor Mac Gregor, José Tadeo Monagas, Carlos Soublette y José Antonio Anzoátegui derrotaron a Morales en El Juncal, Bolívar se hallaba en Haití, a donde se vio forzado a regresar por presión de José Francisco Bermúdez y Santiago Mariño. Estos lo desconocieron como jefe militar y asumieron el mando de las tropas.

La ruptura se concertó el 22 de agosto de 1816, en Güiria, a donde Bolívar arribó seis días antes desde Bonaire, luego del fracaso del desembarco en Ocumare, el 6 de julio de ese año.

Mariño y Bermúdez alegaban que el Libertador había abandonado la expedición de Ocumare. Lo cierto es que cuando la flota expedicionaria llegó al punto señalado, los españoles, que ya estaban al tanto, se habían retirado de la costa para tenderles una trampa a los incursores.

En su biografía de Bolívar, Gerhard Masur, relata que “Bolívar creyó que podría tomar Caracas en ocho días; después quería regresar al este. Desde el comienzo, las probabilidades se concertaron en su contra.

Esperaba una ayuda más activa de la población del Oeste que la que había encontrado en el este. Pero esta ventaja habría de ser contrarrestada por las numerosas tropas españolas y la mayor vigilancia con que los españoles defendían su dominio más importante”.

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Vicente Escobar, Francisco Tomas Morales, La Habana, 1824. Colección Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife

DERROTA EN OCUMARE

El 11 de julio Morales atacó a Soublette, quien recibió un mensaje falso de que 7 mil españoles avanzaban hacia la zona y se replegó. A pesar de la sorpresa, los patriotas lograron poner en retirada al enemigo y tomaron el cerro Los Aguacates. Sin embargo, el día 13 los realistas regresaron, “y después de una batalla que duró tres horas y media los independientes fueron derrotados”, relata Masur.

“Bolívar, que se había apresurado a ir en su ayuda, llegó demasiado tarde para impedir la derrota de sus soldados. Cuando Bolívar reanudó la persecución al día siguiente y marchó sobre Ocumare encontró la ciudad y el puerto desiertos”.

Ante los ojos del Libertador, añade el autor, “abandonados a lo largo de la playa estaban los pertrechos de los  patriotas: mil cañones, sesenta mil balas, pedernal y lanzas: en pocas palabras, todo lo que Petión había entregado a Bolívar para su expedición”.

En esas circunstancias, y con apenas tres embarcaciones pequeñas a la vista, Bolívar tenía escaso margen de maniobra. Lejos de allí, Gregor Mac-Gregor, a la cabeza de un contingente de 600 hombres, “inició ordenadamente la retirada, sin comprometerse en combates, porque el objetivo era avanzar para reunirse al grueso de las tropas patriotas en el Oriente”, explica el historiador Manuel Carrero.

El Libertador, que había ordenado a un contingente marchar hacia Choroní, quedó aislado del cuerpo principal de su ejército y llegó a pensar en el suicidio, ante la amenaza real de caer en manos del enemigo. Lo salvó Juan Bautista Bideau, quien lo embarcó en el barco Indio Libre y lo llevó a Bonaire, hacia donde se habían marchado los otros buques.

VICTORIA EN EL ORIENTE

Con Bolívar fuera de la escena, Mariño se pone a la cabeza de las fuerzas patriotas y, “puesto ya en práctica un tratado celebrado por el primero en 23 de julio con el gobernador de Trinidad en obsequio del comercio, marchó con una división a tomar los pueblos de la costa para facilitar sus comunicaciones con el Llano y ocupó a Yaguaraparo, atacándolo en el 2 de septiembre por mar y tierra”. Esta acción representó “bastante pérdida” para los realistas “y el aumento de 40 hombres que los abandonaron”, cuenta Feliciano Montenegro y Colón en su Historia de Venezuela.recuadro-soldados-avanzad-a-la-bayoneta

Este autor señala que “Bermúdez persiguió a los fugitivos, y sucesivamente se posesionaron de Río Caribe en el 3; de Carúpano en el 5 y de Cariaco en el 10, recogiendo víveres y ganados y algún armamento abandonado por los realistas, cuyas filas dejaron muchos soldados españoles de Barbastro y dragones de la Unión, que se presentaron pidiendo servicio”.

Mariño publicó una proclamaba en la que llamaba “a los cumaneses y al resto de los peninsulares, a que se alistaran en las banderas de los libres”, pues se disponía a tomar la ciudad. El día 20 comenzaron los ataques sobre Cumaná “en combinación con las fuerzas marítimas de Margarita, y reduciendo su guarnición a tanto apuro, que se llegó a pensar en evacuarla”, reseña Montenegro y Colón”.

En el sitio de la ciudad también participó Piar, quien llegó “con otra columna después de haber destruido varias partidas en su tránsito desde Maturín, y se situó en la quebrada de Ortiz, para cooperar al buen éxito del mismo sitio”.

En todo momento, los jefes orientales tuvieron en mente encontrarse con Mac-Gregor, quien, perseguido por Morales, se había aproximado a Barcelona, donde estaba asentado Monagas. Piar fue el primero en llegar en su auxilio. Entonces decidieron encarar al enemigo junto con Monagas. Al frente de 2 mil hombres le plantaron cara a Morales en el El Juncal. Montenegro y Colón sostiene que de 3 mil “realistas veteranos” “sólo escaparon 300, siguiendo a su jefe por las montañas de San Bernardino a pasar el Unare en dirección a Puruey, y luego a Uchire y embocadura antigua del río Tuy, por donde descarga el Guapo en el día”. Pero Asdrúbal González, biógrafo de Piar, sostiene que los patriotas eran poco más de 1.300 efectivos, mientras que Morales dirigía a “1.100 soldados de infantería y caballería”.

Algunas fuentes aseguran que Piar habría huido en el combate, al ver que su columna era derrotada, pero González, quien cita a un testigo presencial. lo ha desmentido. En efecto, el ala izquierda, a cargo de Piar fue presionada y se tuvo que  replegar. Sobre ellos se abalanzó en persecución una parte de la caballería realista, que fue repelida por Mac Gregor, pero Piar no abandonó el combate.

EL VALOR DE PIAR

El triunfo en El Juncal les permitió a los republicanos repeler por tierra los intentos de ocupar Oriente, lo que les abrió el camino hacia Guayana, que sería liberada al año siguiente. Así, la República de Venezuela volvió a asentarse en territorio libre, esta vez definitivamente. El proyecto de independencia y liberación definitiva de la Nueva Granada y Venezuela contaba ahora con su suelo firme donde asentarse. Fue, sin duda, el resultado de un esfuerzo mancomunado, pero en el que Piar tuvo un rol principal.

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Martín Tovar y Tovar, General Gregorio Mac Gregor, 1874. Colección Palacio Federal Legislativo, Asamblea Nacional. Fotógrafo: Alfredo Padrón.

González sostiene que Piar se tomó la tarea de reagrupar a grupos de llaneros que habían combatido con Boves, hombres que difícilmente aceptarían el liderazgo de alguien a quien no le reconocerían valor y méritos propios: “En menos de dos meses formó Piar un ejército en los llanos de la Provincia de Barcelona. Con la actividad que exigían las circunstancias, tomando como núcleo los destacamentos del Coronel Barreto y otros jefes guerrilleros, realizando una labor de convencimiento y captación hacia importantes grupos de llaneros que actuaban como bandoleros luego de ser licenciados quince meses antes del ejército de criollos que dirigieran Boves y Morales”.

Esa labor, le permitió a finales de agosto estar “en capacidad de moverse hacia la costa, combinando un operativo con Mariño, que sitiaba a Cumaná. Es entonces cuando recibe desde los llanos guariqueños solicitudes de ayuda enviadas por la División del Centro, que de victoria en victoria, se acercaba a la región oriental. En su avance hacia Barcelona, supo la ocupación de esta plaza por la caballería al mando de José Tadeo Monagas”.

“Allí se posesiona del mando en Jefe, en virtud de su mayor graduación, y se prepara recibir al ejército que mandado por Morales, seguía las huellas de Mac Gregor”, señala González. Y no descansará, desde ese momento, hasta ver asegurada la privilegiada plaza de Angostura. Agua, cultivos, ganado, minerales, rutas fluviales, salida al mar, entre otros recursos, ofrece la ciudad asentada en el Orinoco, la misma que lo vería morir, fusilado por sus compañeros, el 16 de octubre de 1816.

 T/ Redacción MDV

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